Aguanté palabras todos estos días porque no sé cómo organizarlas, tantas cosas que me gustaría decirte, pero no podré hacer, intento que estas líneas sean un cierre a algo que nunca existió.

Pensé en ti, y en Fernanda -la última persona que se equivocó al elegirme- repetí secuencias de series y películas que representan mi vida, siendo el más doloroso ese donde a Bojack Horseman no obtiene el perdón busca.

“No te daré eso porque dejaría tu conciencia tranquila y no lo mereces” le dice su ex mejor amigo, que capítulos después, muere.

Intenté ir al cine con poco éxito, termina solo en la sala, aunque fuera acompañado, recordando así a Spiderman 2 y esa inolvidable secuencia donde le dicen a Parker que es solo un asiento vacío.

Empecé a escribir de nuevo, en un papel, mi letra no es tan buena, así que demoraré en transcribir este texto -si es que decido hacerlo- recordé así mis épocas en la universidad, la mejor parte de mi vida, nada supera el vivir sin fallar y diciendo que estudias, respeto a todos a los que les importa la Universidad, pero no los comprendo.

Llevaba conmigo paginas en blanco e intentaba describir personas, tuve poco éxito desde luego, pero me distraía haciéndolo. Cargo conmigo páginas en blanco, que voy llenando poco a poco. En aquellas paginas te dediqué unas líneas y a Fernanda, también.

Pasó por mi mente compararlas, pero en una evaluación rápida caí en cuenta que son distintas, aunque ambas estudien periodismo y cumplan años el mismo día.

En algunas páginas le escribo sobre ti, sobre quien eres, sobre lo que tuviste que pasar, le comento que pensé que esta era mi oportunidad para no fallar nuevamente, para escribir aquel final feliz que no puede escribir el personaje de Wong Kar-Wai en 2046.

“Discúlpame por fallar contigo, no lo merecías” le escribo a modo de disculpas y con la idea de recibir un “no te disculparé, porque dejaría tu conciencia tranquila y no lo mereces”.

Conocerte fue una oportunidad, para demostrarme que podía hacer las cosas bien, para prometerme no fallar, pero decidiste irte, intenté entenderlo, pero no pude.

Ni si quiera sé cómo reaccionar ante eso, solo estoy confundido. Me gustaría creer que piensas en mí, pero no parece tener sentido, queda acostumbrarme a la idea de que eres un asiento vacío.